Tras la elaboración de este blog, hemos llegado a la conclusión de que, hoy en día, existe el problema generalizado en Alicante de que el turismo masivo de sol y playa eclipsa las demás tipologías turísticas presentes en la ciudad. De hecho, son los propios alicantinos quienes desconocen la historia y el valor de muchos de los recursos que integran su patrimonio cultural. Claro ejemplo de ello es que muy pocos jóvenes conocen el trágico suceso de los bombardeos del mercado central durante la Guerra Civil española.
Por lo tanto, somos partidarias de que los propios ciudadanos deberían ser los primeros embajadores de su ciudad y conocer bien Alicante para saber venderla como destino turístico. Como consecuencia, observamos una cierta pérdida de identidad cultural por parte de los alicantinos a diferencia de los ciudadanos de otras comunidades autónomas, como el País Vasco o Extremadura, que sienten un fuerte sentimiento de pertenencia y orgullo al hablar del patrimonio cultural de su tierra. No obstante, hemos podido apreciar que aquellos alicantinos y alicantinas que pertenecen al mundo de las Hogueras, sienten más cariño y aprecio por la ciudad, por tanto, consideramos que esta fiesta ayuda enormemente a fortalecer la identidad cultural alicantina.
En este problema de identidad cultural tiene mucho que ver el papel de la educación. Por ello, opinamos que, en vez de promover la “escolarización del patrimonio” mediante visitas obligadas, ya que lejos de atraer el interés de los escolares, les crea cierta aversión, deberían llevarse a cabo otras iniciativas más dinámicas. En otras palabras, debería conseguirse en las escuelas un acercamiento de los escolares al patrimonio, para conseguir que sintieran el patrimonio como algo propio y no como algo solo destinado a los turistas extranjeros.
Por otro lado, dada la dificultad en encontrar información sobre ciertos recursos, opinamos que la gestión del patrimonio alicantino por parte de las Administraciones Públicas es mejorable. De hecho, la ineficaz gestión pública es apreciable en recursos como el Castillo de Santa Bárbara, que a pesar de ser el monumento más visitado de la ciudad es el peor promocionado en temporada baja; ya que no existen folletos con información del castillo en la fortaleza ni opción a guías en los meses de invierno.
En consecuencia, no vemos que se estén llevando a cabo medidas por parte ni del Ayuntamiento ni de la diputación para intentar desestacionalizar el turismo de sol y playa que predomina en Alicante. Solo se refuerza esta tipología turística y se tiene como oferta complementaria los recursos culturales, olvidados durante los meses menos turísticos.
En definitiva, pensamos que todavía queda mucho por hacer para conseguir que,las instituciones públicas conjuntamente con la sociedad alicantina, logren desarrollar un turismo cultural que sirva como alternativa al turismo de sol y playa, a pesar de que Alicante cuenta con el patrimonio cultural suficiente para ello, como hemos podido comprobar a lo largo de este blog.
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